Los adarves

Los adarves permiten dar acceso a las casas que no tienen entrada directa desde las calles o necesitan una segunda puerta. De esta forma, funcionan como una medida selectiva para limitar el acceso a los lugares de convivencia de las familias, en el interior de estas agrupaciones de casas, ya que solían estar cerrados por una puerta. Es, pues, un espacio que precede al lugar en el que se manifiesta la privacidad, ya que dentro sólo accede la familia y sus allegados, del adarve para fuera es espacio comunitario. La mayor parte de las veces es un pasillo en recodo que no permite más que acceder a un rellano que antecede a las entradas de las casas que convergen en ese espacio, aunque actualmente algunos de ellos se han convertido en pasajes, al haber sido derribadas alguna de las casas a las que daba acceso, para comunicar dos calles.

Adarve del Inquisidor, Frigiliana.

Frigiliana es una población que se puede desgajar en manzanas de las que muy raramente contemplaremos sus medianeras, los laterales de estas casas o sus fachadas traseras. Los adarves en esta yuxtaposición de casas permiten acceder al interior de estas agrupaciones, a cada manzana. En Frigiliana se conservan algunos como los de calle Zacatín, el del Túnel, del Señor, la Huerta, de la Amargura, del Peñón, del Batanero, del Torreón, del Cura Soto, del Corralón y del Inquisidor.