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Semana Santa

La Semana Santa viene marcada por el primer jueves de primavera con luna llena, y son días en los que se rememora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. En Frigiliana destaca la herencia del más puro sabor barroco en las formas, sobrias, sencillas, pero cargadas de devoción popular de sus procesiones que saben a antiguo, por sus túnicas largas y sin capirotes. Aquí, a los alabarderos que acompañan al trono se les denomina judíos, y a los penitentes túnicos.

La primera procesión de la Semana Santa de Frigiliana se da el Viernes de Dolores, día en el que la hermandad que lleva su nombre continúa la tradición que inició en 1772 al sacar en procesión a Nuestra Señora y Madre de los Dolores. El Domingo de Ramos se celebra con la consagración de las palmas en la Ermita de San Sebastián.

Le sigue en la tarde del miércoles, el traslado del Cristo de la Ermita del Ecce Homo hasta la iglesia de San Antonio de Padua, para que procesione al día siguiente, Jueves Santo, junto con Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores.

El Jueves Santo es un día significativo en la Semana Santa de Frigiliana, en el que destaca el lavatorio de pies a los Apóstoles, al que sigue la procesión de las mascaras de estos personajes bíblicos que se guardan en la iglesia de San Antonio de Padua. A pesar de que existe alguna información sobre ellas en los archivos locales, por la que se datan entre los siglos XVII y XVIII, estas máscaras merecen un estudio más detallado que está por realizar. Por ejemplo, para conocer el origen de esta tradición, que se ha convertido en la más genuina de las celebraciones religiosas de la Semana Santa. Estas máscaras se atesoran durante todo el año en la iglesia de San Antonio, y solo salen de allí para su procesión por las calles de Frigiliana los jueves y viernes santos, en unas celebraciones que encarnan aún hoy bastante misterio. Los portadores de las caretas durante la procesión son doce miembros de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno que acompañan a la imagen neobarroca del Cristo portando la Cruz. Como decimos, el origen de esta tradición no está documentado, aunque sin duda pone una nota de singularidad a esta celebración propia de Frigiliana.

El viernes por la tarde se realiza un Vía Crucis por las calles y tras él se procede al Descendimiento, o Desprendimiento como se le llama aquí, tras el cual se custodia al Cristo en su sepulcro hasta que se inicia la procesión de Jesús Yacente y la Virgen de los Dolores. Cuando esta acaba comienza, en la madrugada del viernes al Sábado de Gloria, la procesión de Nuestra Señora de la Soledad, inconfundible por el fervor popular que provoca entre los vecinos y su dramatismo, ya que es procesionada en silencio, a la luz de las velas, por mujeres vestidas de luto por la muerte de Cristo. Por último, la semana acaba el Domingo de Resurrección con la procesión de la Virgen de la Aurora y el Resucitado.


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