ES

Frigiliana

El Ingenio

El Palacio de los Condes de Frigiliana, llamado popularmente El Ingenio, es hoy la sede de la Fábrica de Miel de Caña Nuestra Señora del Carmen, antes San Raimundo. Este es uno de los lugares de mayor valor histórico y artístico de la localidad. En primer lugar, porque documenta el momento en el que la aldea musulmana pasó a ser Villa, y se desarrolló como una población moderna, cristiana. Así mismo, el edificio del Ingenio ostenta un valor cultural de primer orden, ya que hace mención a la ordenación de las relaciones sociales de producción en los últimos siglos en Frigiliana: a la propiedad de la tierra y los medios para trabajarla, a los primeros ensayos industriales en la zona, a las condiciones de vida de los campesinos que trabajaban para el conde, etc. Además, su monumentalidad y conformación lo ponen en directa relación con la iglesia de San Antonio: una y otro explican la forma a partir de la cual se construyó Frigiliana en tanto que población del Antiguo Régimen, absolutista, cristiana.

La distribución interior del Ingenio tiene varios ámbitos. Actualmente, en la planta baja se aprovechan los espacios interiores para distribuir las necesidades de la producción de la fábrica de miel de caña. De esta forma, fueron necesarias obras de acondicionamiento en esta planta baja para poder disponer en su interior la zona de procesado de la melaza, los tanques de decantación, la zona de etiquetado y envasado, etc. Así pues, en otros tiempos sus usos fueron distintos. Por ejemplo, la sala a la derecha de la entrada principal que hoy es almacén fue antes capilla, en la que se dio misa desde 1662 por autorización del Papa Clemente X a los condes. Conforme nos adentramos en el Ingenio accedemos a una gran nave central donde hoy se desarrolla las funciones propias de un muelle de carga y descarga. De esta primera nave salen los cargamentos de miel caña para su comercialización. A su izquierda se abre una pequeña sala donde se lleva a cabo el embasado de la miel, y que es también fruto de modificaciones de la estructura original. A continuación tenemos la “cocina”, donde se fabrica la miel de caña. Esta nave, diáfana de grandes dimensiones, tiene un interesante sistema de cubrición que nos recuerda al que contemplamos en el crucero de la iglesia de San Antonio. No es de extrañar esta relación, ya que como veíamos en el capítulo dedicado a la Historia los de Lara promovieron y llevaron a cabo al mismo tiempo la iglesia de San Antonio y su casa. Dado que en el lugar de la casa los condes también construyeron el Ingenio, la semejanza entre ambos sistemas de cubrición llama la atención sobre el valor histórico-artístico de uno y otro edificio.

Además del sistema de cubrición de la cocina, resulta muy interesante el patrimonio industrial que aquí se atesora. Nos referimos a la maquinaria del siglo XIX (desde 1909) para la fabricación de la miel de caña. Esta maquinaria en algunos casos está todavía en funcionamiento y es adecuada a sistemas de producción artesanales, sin que ello limite sus beneficios de acuerdo con los avances del siglo XXI. En este sentido, es de destacar el juego de calderas de las que todavía se conserva una de las alimentadas con madera, traída de un barco en 1959, mientras que la otra se cambió recientemente por una moderna alimentada por gasoil.

Sobre esta nave de grandes dimensiones, que al interior ocupa dos plantas de las que se reflejan en fachada, el edificio cuenta con otro nivel, una segunda planta que al exterior corresponde con la línea de balcones. En este segundo piso, al que se accede por una amplia escalera, se encuentran varios grandes salones, destinados en principio a las áreas privadas de los condes. Al fondo, tras estas salas, se localiza una antigua almazara que permanece completa en el interior del Ingenio, con su maquinaria, prensa, piletas, canalizaciones, etc., aunque no está en uso. Sobresalen en el perfil del edificio las dos chimeneas que corresponden con estos espacios fabriles.

El exterior del Ingenio pone de manifiesto la escala relativamente monumental que describíamos desde el interior de sus naves. Además, llama la atención que también en la traza, en la composición de la fachada, recuerda a la iglesia de San Antonio: ambas fachadas se resuelven a partir del mismo esquema compositivo, un cuerpo rectangular sobre el que se dispone una techumbre a dos aguas. En el caso del Ingenio, la fachada se organiza en tres cuerpos en altura en los que se distribuyen tres franjas de ventanales de líneas muy alterados en sus formas sobre los originales. Sobre el más alto de estos tres cuerpos de ventanas se abre un tondo y sobre este la techumbre a dos aguas para el cuerpo principal de la fachada, que se prolonga en la vertiente derecha para cubrir la prolongación de la misma. Como podemos observar la fachada es desproporcionada, se proyecta sobre el ala derecha, de manera que cabe suponer que este desequilibrio sea consecuencia o de un modo manierista de entender la arquitectura, de las sucesivas reformas que ha recibido el edifico, o de ambas cosas a la vez. De esta forma, esta desproporción nos lleva a pensar que en un principio el Ingenio tenía una parte principal y una zona de almacén o servicios que correspondería con esta prolongación del sector derecho de la fachada. Más tarde a esta fachada principal se habría adosado por la izquierda otro cuerpo rectangular. Este segundo cuerpo obedece muy posiblemente a una ampliación de las instalaciones con anterioridad al siglo XIX, momento de esplendor de la producción de la miel de caña, ya que en la documentación administrativa de los condes hay indicios de que se produjo una ampliación en el siglo XVIII. En varios documentos que van desde 1672 a 1729 se habla de los inventarios y rentas de arrendamiento del Ingenio, y al año siguiente, en 1730, encontramos un documento que se titula Consulta relativa a la construcción del ingenio de azúcar en la villa de Frigiliana perteneciente a Iñigo Manrique de Lara, Conde de dicha villa. Acompaña información de varios peritos relativa a los materiales y sueldo gastados en dicho ingenio, a instancia del Conde de Aguilar. De aquí se deduce que la ampliación o reforma debió hacerse entre 1725, cuando el Conde pide permiso para la tala de árboles con este fin (ver capítulo de Historia) y la solicitud de información de 1730. Lo que está claro es que en 1729 en Ingenio estaba operativo.

ingenio

De la fachada principal llama la atención la decoración de la misma a través de pinturas y esgrafiados con motivos geométricos que recorren la fachada. Esta decoración mural se organiza en bandas, en ellas se diferencian rombos, rectángulos en tonos tierras y azules. La decoración de la fachada del Ingenio es uno de los rasgos más significativo de este lugar que es símbolo de la Villa de Frigiliana, y está en relación con otros elementos como las dos hornacinas en la que se podían ver esculturas de la Virgen del Carmen y San Raimundo, y al menos dos relojes solares con claridad.

ingenio

Las instalaciones del Ingenio se completan con naves traseras, en las que localizamos en su interior la almazara mencionada, y las dos chimeneas en ladrillo. Siglos atrás el ingenio funcionó con la fuerza que aportaba el salto de agua que podemos aún identificar en las canalizaciones a su derecha, que cae desde el cerro de Lizar a través de acequias, pasando antes por los tres molinos, las llamadas maquinillas, la De Arriba, la De Enmedio y la De Abajo, que se encuentran sobre el Ingenio en la ladera del cerro, y que se dedicaban a la molienda de caña.


Este sitio web has sido financiado por el Programa Europeo INTERREG IIIA y está optimizado para una resolución de pantalla de 1024x720 píxeles o superior.
Como herramienta de navegación recomendamos Mozilla FireFox para Windows, Linux o Mac OS X.