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La rebelión de los moriscos

La famosa Rebelión de los moriscos, que comenzó en las Alpujarras granadinas y un año más tarde afectaría a toda la Axarquía, fue causada por la fuerte represión religiosa hacia la población mudéjar. Un cronista de excepción relató en aquellos años los pormenores de esta guerra, se trata de D. Luis de Mármol Carvajal, quien fue relatando casi cronológicamente cada uno de los acontecimientos más destacados y sus pormenores:

Alzados los vecinos de Canilles de Aceituno, Sedella y Solares, los de Competa y de los otros lugares de la sierra de Bentomiz hicieron lo mismo, movidos por Martín Alguacil, vecino de Competa, hombre noble y de mucha autoridad entre ellos, por ser el principal del linaje de los Alguaciles, que en tiempo de moros tuvieron mando en aquella tierra.

Hernando El Darra, vecino de Frigiliana de origen hispano-musulmán convertido al cristianismo, descendiente de alcaides de Frigiliana, fue proclamado capitán de la revuelta y encabezó el levantamiento de los moriscos de la Axarquía que se reunieron para hacer frente a las tropas reales en el denominado Peñón de Frigiliana.

Las tropas al mando del Corregidor de Vélez, Arévalo de Zuazo, intentaron sin éxito tomar el lugar del Peñón, el día 28 de mayo de 1569, y no fue hasta días después cuando el ejército de Felipe II, dirigido por el Comendador Mayor de Castilla, Luís de Zúñiga y Requesens, puso fin a la revuelta. Para ello llegaron tropas desde Italia con soldados regulares de Nápoles, Piamonte y Sicilia y un grupo de mercenarios, quienes arribaron a las costas de Vélez tras un tormentoso viaje que costo la vida a marinos y soldados.

Unos 5.000 soldados, caballeros y arcabuceros, divididos en dos campamentos, se enfrentaron con unos 4.000 moros, pereciendo 2.000 de estos y unos 800 de aquellos, según cuenta Luis de Mármol. Muchos de los moriscos, unos 2.000, huyeron a las Alpujarras o quedaron vagando por los montes, haciendo frente a los soldados castellanos durante algunos meses más en escaramuzas continuas, o convirtiéndose en monfíes (que significa desterrado o proscrito), bandoleros y salteadores que vivían en las sierras .

La trascendencia de la batalla del Peñón va más allá de lo puramente militar, ya que supuso el final de lo morisco, entendido como una entidad social y cultural asociada a un territorio concreto durante muchos siglos. Ahora los moriscos solo constituirán grupos residuales enfrentados durante unos años más a las tropas reales. Pero, por ende, los hechos del Peñón dieron lugar a una amplia y extensa literatura por parte de eruditos e historiadores principales, con narraciones detalladas como las de Luis de Mármol Carvajal, Diego Hurtado de Mendoza o Pérez de Hita. Y, del mismo modo, también sirvió de inspiración a literatos como Miguel de Cervantes, que anduvo por la Axarquía 20 años después de estos hechos, en cuyos escritos los especialistas han encontrado alusiones a tan sonada batalla. Por ejemplo, en sus obras El Cautivo y el celebre Don Quijote de la Mancha.


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