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La vid: vino y pasas

La uva que se cultivó en Frigiliana antes de la plaga de filoxera de 1878 es la uva moscatel, que pudo ser luego recuperada gracias al injerto con vides americanas. De esta uva se obtiene tanto vino como pasa. El vino se ha venido elaborando a nivel doméstico y su producción se destinaba tanto para cubrir las necesidades locales como para vender una parte para su exportación. Eran varios los lagares que existía en el pueblo, algunos de ellos en el casco urbano, del que quedan ejemplos parcialmente conservados, y uno en bastante buen estado.

La formas de trabajo preindustriales consistían en la pisa de la uva una vez madura y la posterior prensa con mecanismos manuales para sacar el resto del zumo a la uva, que produce el mosto. Su almacenamiento en barriles y tinajas hará que pocos días después, tras la fermentación, se convierta en un vino delicioso, que ha sido muy demandado por los paladares más exquisitos. A partir de la electrificación de la Villa en 1903 se emplearon algunas prensas hidráulicas, con un procedimiento similar pero bastante más cómodo de realizar.

La pasa se elabora dejando la uva al sol dentro de unas estructuras llamadas paseros, que son plataformas rectangulares, más largas que anchas, de unos pocos metros cuadrados, coronadas por un frontón triangular, y dispuestas en las laderas pendientes de los cerros que conforman en paisaje sinuoso de la Axarquía. En su interior se coloca una estructura compuesta de estacas de madera y cañas que sirven para sostener un toldo, el lienzo, que se extiende encima cuando llueve para evitar que el agua dañe el fruto.


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